EMAIDAZU explora visualmente la idea de la fractura como punto de origen: ruptura, cambio y transformación.
El diseño busca acompañar el discurso del álbum a través de una estética oscura y minimalista, con una paleta reducida y mucho uso del espacio negativo.

El concepto se construye a partir de la metáfora de una pantalla de televisión que se quiebra, representando tensiones internas y procesos emocionales intensos.

Palabrería buena, todavía recuerdo cómo era estar en Bellas Artes.

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